Friday 26 September 2014

La Satánica Trinidad

Ayer leí una carta abierta en contra del aborto que ha publicado la persona Juan Antonio Reig Pla y que ha tenido a bien titular: “LLAMAR A LAS COSAS POR SU NOMBRE”.

La persona Juan Antonio Reig Pla es un hechicero de alto rango del culto mayoritario en España y, entre muchas otras cosas, está convencido de que hace unos dos mil años, antes de que existieran las técnicas in-vitro, una señora se quedó embarazada sin copular. También piensa que el hijo de ese embarazo, que fue un buen hombre con ideas bastante hippies, podía andar sobre el agua, además, dice que éste, amén de hombre, era también una paloma y un ser incorpóreo. Defiende que el ente incorpóreo, aun siendo lo mismo que ese hombre, era también su padre; y que la paloma, a pesar de ser también el ente incorpóreo y su hijo, fue la que dejó embarazada a su madre sin eyacular dentro de ella. Lo que nunca quedó claro fue si la paloma era macho o hembra. A esta analogía pajimentalera la llama la santísima trinidad y pobre del que lo cuestione; lo escribieron los evangelistas -que yo pondría la mano en el fuego que son antepasados de Iker Jiménez-, y lo que dijeron los evangelistas va a misa.

Thursday 18 September 2014

La Condesa consorte

La Condesa consorte de Sobornos ordena a sus lacayos estacionar su carruaje en la muy madrileña Plaza de Callao, pues su merced debe de recoger de su amigo el Duque de Botín los sobres de 500 pesetas, en billetes de 25 y 50, con los que muestra su discreto aprecio a los que discretamente le brindan discretos favores. Cuando sale del palacete del Duque de Botín, ve a un sereno blandiendo un chuzo mientras parece que discute con Ignacito, su más fiel lacayo. La Condesa consorte acelera el paso y, con tanta elegancia como mala leche calza, tira con una mano de la falda para no tropezarse, mientras con la otra evita que se desplace un solo milímetro su sombrero Poke que compró en Lock’s en su último viaje a Londres.

El sereno, chuzo en mano, se queja de que el carruaje de la condesa consorte entorpece la circulación.

-¡Qué circulación! ¡Si han sido apenas dos minutos! ¿Usted sabe quién soy yo? ¡Claro que sabe quien soy!- le atiza la Condesa consorte.

-Señora Condesa consorte de Sobornos, discúlpeme su merced, pero tengo órdenes expresas, de un compañero policía, de no dejar estacionar a ningún vehículo en esta parte de la plaza.

-Mi carretela no es ningún vehículo, mi bienquerido don nadie.

-Le ruego que vuestra merced disculpe mi disconformidad con su percepción, pero su carretela sí es un vehículo y debido a su infracción me temo que voy a tener que proceder a tomar sus datos para que la policía la sancione, como es de ley.

Wednesday 10 September 2014

Colecciones, coleccionistas y Emilio Botín

Dice el DRAE que una colección es un “conjunto ordenado de cosas, por lo común de una misma clase y reunidas por su especial interés o valor”. Luego están los coleccionistas; los hay que coleccionan sellos, los hay que monedas, postales, saquitos de azúcar, imanes de nevera, ositos Whinnie Pooh o ropa interior de examantes; el cine nos regala hasta algunos que coleccionan vello púbico de jovencitas, que custodian en botes de cristal con fecha, nombre y edad de la donante. Estas personas coleccionan porque tienen un interés particular en las cosas que reúnen.

Para ser un coleccionista, no solo hace falta la voluntad de serlo, hacen falta otras cualidades, que según lo que se coleccione variarán en tipo y en grado. Si por ejemplo, yo colecciono saquitos de azúcar, me harán falta, primero, perseverancia, para coger azucarillos cada vez que voy a un bar y segundo, ser muy pesado, para darle el coñazo a todos mis amigos para que se acuerden de coger los saquitos de marras y que luego no se olviden de traérmelos. Sin embargo, si en vez de azucarillos, colecciono iconos bizantinos del S.XVI, me harán falta otras cualidades; tendré que saber de arte para que no me den gato por liebre, necesitaré ser adinerado para comprar las piezas, tener destreza para saber dónde encontrarlas y seguramente un gusto exquisito que me permita, a simple vista, saber qué iconos bizantinos son más apreciados y quizás hasta de qué zona provienen.

Luego, hay unos señores de indudable calidad moral, porque no hay duda que su calidad moral es nula, que coleccionan dinero. Canallas que también tienen un especial interés en el valor de lo que coleccionan, y que poseen unas cualidades maravillosas para engordar sus colecciones hasta límites insospechables.